La medicina del comportamiento se encarga de todo aquello que conlleva alteraciones de la conducta en el animal. No importa si ocurren en casa con la familia, en la calle durante el paseo, en las interacciones sociales o en la clínica veterinaria. Cualquier alteración de la conducta entra en el ámbito de diagnostico de la medicina del comportamiento y por tanto del veterinario clínico. A su vez, las alteraciones del comportamiento pueden ser en la mayoría de los casos la primera manifestación de una enfermedad en el animal, en algunos casos la única. Así, los cambios en el comportamiento nos deben alertar de que al animal le pasa algo, ya sean estos progresivos o agudos. El comportamiento es un signo clínico, al igual que pueden serlo muchos otros. Es competencia única y exclusiva del veterinario analizar los signos clínicos para diagnosticar, tanto si son físicos o fisiológicos como conductuales. El bienestar lo medimos a través de parámetros fisiológicos y conductuales. Por lo tanto, la etología clínica se relaciona íntimamente con todas las demás especialidades veterinarias: traumatología y ortopedia, dermatología, medicina interna, medicina felina, neurología, cardiología, oftalmología, etc. Y es muy importante hacer un abordaje multidisciplinar para poder llegar a un diagnostico certero.